domingo, 23 de septiembre de 2012

Tom Sawyer Conoce a BECKY


Tom conoce a Becky 

La mañana del lunes encontró a Tom Sawyer afligido. Las mañanas de los lunes le hallaban siempre así, porque eran el comienzo de otra semana de lento sufrir en la escuela. Su primer pensamiento en esos días era lamentar que se hubiera interpuesto un día festivo, pues eso hacía más odiosa la vuelta a la esclavitud y al grillete. 
Tom se quedó pensando. Se le ocurrió que ojalá estuviese enfermo: así se quedaría en casa sin ir a la escuela. Había una vaga posibilidad. Pasó revista a su organismo. No aparecía enfermedad alguna, y lo examinó de nuevo. Esta vez creyó que podía barruntar ciertos síntomas de cólico, y comenzó a alentarlos con grandes esperanzas. Pero se fueron debilitando y desaparecieron a poco. Volvió a reflexionar. De pronto hizo un descubrimiento: se le movía un diente. Era una circunstancia feliz; y estaba a punto de empezar a quejarse, «para dar la alarma», como él decía, cuando se le ocurrió que si acudía ante el tribunal con aquel argumento su tía se lo arrancaría, y eso le iba a doler. Decidió, pues, dejar el diente en reserva por entonces, y buscar por otro lado. Nada se ofreció por el momento; pero después se acordó de haber oído al médico hablar de una cierta cosa que tuvo un paciente en cama dos o tres semanas y le puso en peligro de perder un dedo. Sacó de entre las sábanas un pie, en el que tenía un dedo malo, y procedió a inspeccionarlo: pero se encontró con que no conocía los síntomas de la enfermedad. Le pareció, sin embargo, que valía la pena intentarlo, y rompió a sollozar con gran energía. 
Pero Sid continuó dormido, sin darse cuenta. 
Tom sollozó con más brío, y se le figuró que empezaba a sentir dolor en el dedo enfermo. 
Ningún efecto en Sid. 
Tom estaba ya jadeante de tanto esfuerzo. Se tomó un descanso, se proveyó de aire hasta inflarse, y consiguió lanzar una serie de quejidos admirables. 
Sid seguía roncando. 
Tom estaba indignado. Le sacudió, gritándole: «¡Sid, Sid!» Este método dio resultado, y Tom comenzó a sollozar de nuevo. Sid bostezó, se desperezó, después se incorporó sobre un codo, dando un relincho, y se quedó mirando fijamente a Tom. El cual siguió sollozando. 
-¡Tom! ¡Oye, Tom! -le gritó Sid. 
No obtuvo respuesta. 
-¡Tom! ¡Oye! ¿Qué te pasa? -y se acercó a él, sacudiéndole y mirándole la cara, ansiosamente. 
-¡No, Sid, no! -gimoteó Tom-. ¡No me toques! 
-¿Qué te pasa? Voy a llamar a la tía. 
-No; no importa. Ya se me pasará. No llames a nadie. 
-Sí; tengo que llamarla. No llores así, Tom, que me da miedo. ¿Cuánto tiempo hace que estás así? 
-Horas. ¡Ay! No me muevas, Sid, que me matas. 
-¿Por qué no me llamaste antes? ¡No,Tom, no! ¡No te quejes así, que me pones la carne de gallina! ¿Qué es lo que te pasa? 
-Todo te lo perdono, Sid (Quejido.) Todo lo que me has hecho. Cuando me muera...
-¡Tom! ¡Que no te mueres! ¿Verdad? ¡No, no! Acaso... 
-Perdono a todos, Sid. Díselo. (Quejido.) Y, Sid, le das mi falleba y mi gato tuerto a esa niña nueva que ha venido al pueblo, y le dices... 
Pero Sid, asiendo de sus ropas, se había ido. Tom estaba sufriendo ahora de veras -con tan buena voluntad estaba trabajando su imaginación-, y así sus gemidos habían llegado a adquirir un tono genuino. 
Sid bajó volando las escaleras y gritó: 
-¡Tía Polly, corra! ¡Tom se está muriendo! 
-¿Muriendo? 
-¡Sí, tía...! ¡De prisa, de prisa! 
-¡Pamplinas! No lo creo. 
Pero corrió escaleras arriba, sin embargo, con Sid y Mary a la zaga. Y había palidecido además, y le temblaban los labios. Cuando llegó al lado de la cama, dijo sin aliento: 
-¡Tom! ¿Qué es lo que te pasa? 
-¡Ay tía, estoy ..! 
-¿Qué tienes? ¿Qué es lo que tienes? 
-¡Ay tía, tengo el dedo del pie irritado! 
La anciana se dejó caer en una silla y rió un poco, lloró otro poco, y después hizo ambas cosas a un tiempo. Esto la tranquilizó, y dijo: 
-Tom, ¡qué rato me has dado! Ahora, basta de esas tonterías, y a levantarse a escape. 
Los gemidos cesaron y el dolor desapareció del dedo. El muchacho se quedó corrido, y añadió: 
-Tía Polly, parecía que estaba irritado, y me hacía tanto daño que no me importaba nada lo del diente. 
-¿El diente? ¿Qué es lo que le pasa al diente? 
-Tengo uno que se menea y me duele una barbaridad. 
-Calla, calla; no empieces la murga otra vez. Abre la boca. Bueno, pues se te menea; pero por eso no te has de morir. Mary, tráeme un hilo de seda y un tizón encendido del fogón. 
-¡Por Dios, tía! ¡No me lo saques, que ya no me duele! ¡Que no me mueva de aquí si es mentira! ¡No me lo saques, tía! Que no es que quiera quedarme en casa y no ir a la escuela. 
-¡Ah!, ¿de veras? ¿De modo que toda esta trapatiesta ha sido por no ir a la escuela y marcharse a pescar, eh? ¡Tom, Tom, tanto como yo te quiero, y tú tratando de matarme a disgustos con tus bribonadas! 
Para entonces ya estaban prestos los instrumentos de cirugía dental. La anciana sujetó el diente con un nudo corredizo y ató el otro extremo del hilo a un poste de la cama. Cogió después el tizón hecho ascua, y de pronto lo arrimó a la cara de Tom casi hasta tocarle. El diente quedó balanceándose en el hilo, colgado del poste. 
Pero todas las penas tienen sus compensaciones. Camino de la escuela, después del desayuno, Tom causó la envidia de cuantos chicos le encontraron porque la mella le permitía escupir de un modo nuevo y admirable. Fue reuniendo un cortejo de rapaces interesados en aquella habilidad, y uno de ellos, que se había cortado un dedo y había sido hasta aquel momento un centro de fascinante atracción, se encontró de pronto sin un solo adherente, y desnudo de su gloria. Sintió encogérsele el corazón y dijo, con fingido desdén, que era cosa de nada escupir como Tom; pero otro chico le contestó: «¡Están verdes!», y él se alejó solitario, como un héroe olvidado. 
Poco después se encontró Tom con el paria infantil de aquellos contornos, Huckleberry Finn, hijo del borracho del pueblo. Huckleberry era cordialmente aborrecido y temido por todas las madres, porque era holgazán, y desobediente, y ordinario, y malo..., y porque los hijos de todas ellas lo admiraban tanto y se deleitaban en su velada compañía y sentían no atreverse a ser como él. Tom se parecía a todos los muchachos decentes en que envidiaba a Huckleberry su no disimulada condición de abandonado y en que había recibido órdenes terminantes de no jugar con él. Por eso jugaba con él en cuanto tenía ocasión. Huckleberry andaba siempre vestido con los desechos de gente adulta, y su ropa parecía estar en una perenne floración de jirones, toda llena de flecos y colgajos. El sombrero era una vasta ruina con media ala de menos; la chaqueta, cuando la tenía, le llegaba cerca de los talones; un solo tirante le sujetaba los calzones, cuyo fondillo le colgaba muy abajo, como una bolsa vacía, y eran tan largos que sus bordes deshilachados se arrastraban por el barro cuando no se los remangaba. Huckleberry iba y venía según su santa voluntad. 
Dormía en los quicios de las puertas en el buen tiempo, y si llovía, en bocoyes vacíos; no tenía que ir a la escuela o a la iglesia y no reconocía amo ni señor ni tenía que obedecer a nadie; podía ir a nadar o de pesca cuando le venía la gana y estarse todo el tiempo que se le antojaba; nadie le impedía andar a cachetes; podía trasnochar cuanto quería; era el primero en ir descalzo en primavera y el último en ponerse zapatos en otoño; no tenía que lavarse nunca ni ponerse ropa limpia; sabía jurar prodigiosamente. En una palabra: todo lo que hace la vida apetecible y deleitosa lo tenía aquel muchacho. Así lo pensaban todos los chicos, acosados, cohibidos, decentes, de San Petersburgo. Tom saludó al romántico proscrito. 
-¡Hola, Huckleberry! 
-¡Hola, tú! Mira a ver si te gusta. 
-¿Qué es lo que tienes? 
-Un gato muerto. 
-Déjame verlo, Huck. ¡Mira qué tieso está! ¿Dónde lo encontraste? 
-Se lo cambié a un chico. 
-¿Qué diste por él? 
-Un vale azul y una vejiga que me dieron en el matadero. 
-¿Y de dónde sacaste el vale azul? 
-Se lo cambié a Ben Rogers hace dos semanas por un bastón. 
-Dime: ¿para qué sirven los gatos muertos, Huck? 
-¿Servir? Para curar verrugas. 
-¡No! ¿Es de veras? Yo sé una cosa que es mejor. 
-¿A que no? Di lo que es. 
-Pues agua de yesca. 
-¡Agua de yesca! No daría yo un pito por agua de yesca. 
-¿Que no? ¿Has hecho la prueba? Yo no. Pero Bob Tanner la hizo. 
-¿Quién te lo ha dicho? 
-Pues él se lo dijo a Jeff Thatcher, y Jeff se lo dijo a Johnny Baker, y Johnny a Jim Hollis, y Jim a Ren Rogers, y Ben se lo dijo a un negro, y el negro me lo dijo a mí. ¡Conque ahí tienes! 
-Bueno, ¿y qué hay con eso? Todos mienten. Por lo menos, todos, a no ser el negro: a ése no lo conozco, pero no he conocido a un negro que no mienta. Y dime, ¿cómo lo hizo Bob Tanner? 
-Pues fue y metió la mano en un tronco podrido donde había agua de lluvia. 
-¿Por el día? 
-Por el día. 
-¿Con la cara vuelta al tronco? 
-Puede que sí. 
-¿Y dijo alguna cosa? 
-Me parece que no. No lo sé. 
-¡Ah! ¡Vaya un modo de curar verrugas con agua de yesca! Eso no sirve para nada. Tiene uno que ir solo en medio del bosque, donde sepa que hay un tronco con agua, y al dar la media noche tumbarse de espaldas en el tronco y meter la mano dentro y decir: ¡Tomates, tomates, tomates y lechugas; agua de yesca, quítame las verrugas! y, en seguida dar once pasos deprisa, y después dar tres vueltas, y marcharse a casa sin hablar con nadie. 
Porque si uno habla, se rompe el hechizo. 
-Bien; parece un buen remedio; pero no es como lo hizo Bob Tanner. 
Ya lo creo que no. Como que es el más plagado de verrugas del pueblo, y no tendría ni una si supiera manejar lo del agua de yesca. Así me he quitado yo de las manos más de mil. Como juego tanto con ranas, me salen siempre a montones. Algunas veces me las quito con una judía. 
-Sí, las judías son buenas. Ya lo he hecho yo. 
-¿Sí? ¿Y cómo lo arreglas? 
-Pues se coge la judía y se parte en dos, y se saca una miaja de sangre de la verruga, se moja con ella un pedazo de la judía, y se hace un agujero en una encrucijada hacia media noche, cuando no haya luna; y después se quema el otro pedazo. Pues oye: el pedazo que tiene la sangre se tira para juntarse al otro pedazo, y eso ayuda a la sangre a tirar de la verruga, y en seguida la arranca. 
-Así es, Huck; es verdad. Pero si cuando lo estás enterrando dices: «¡Abajo la judía, fuera la verruga!», es mucho mejor. Así es como lo hace Joe Harper, que ha ido hasta cerca de Coonville, y casi a todas partes. 
Pero, dime: ¿cómo las curas tú con gatos muertos? 
-Pues coges el gato y vas y subes al camposanto, cerca de medianoche, donde hayan enterrado a alguno que haya sido muy malo; y al llegar la medianoche vendrá un diablo a llevárselo o puede ser dos o tres; pero uno no los ve, no se hace más que oír algo, como si fuera el viento, o se les llega a oír hablar; y cuando se estén llevando al enterrado les tiras con el gato y dices: «¡Diablo, sigue al difunto; gato, sigue al diablo; verruga, sigue al gato, ya acabé contigo!» No queda ni una. 
-Parece bien. ¿Lo has probado, Huck? 
-No; pero me lo dijo la tía Hopkins, la vieja. 
-Pues entonces verdad será, porque dicen que es bruja. 
-¿Dicen? ¡Si yo sé que lo es! Fue la que embrujó a mi padre. Él mismo lo dice. Venía andando un día y vio que le estaba embrujando, así es que cogió un peñasco y, si no se desvía ella, allí la deja. Pues aquella misma noche rodó por un cobertizo, donde estaba durmiendo borracho, y se partió un brazo. 
-¡Qué cosa más tremenda! ¿Cómo supo que le estaba embrujando? 
-Mi padre lo conoce a escape. Dice que cuando le miran a uno fijo le están embrujando, y más si cuchichean. Porque si cuchichean es que están diciendo el «Padre nuestro» al revés. 
-Y dime, Huck, ¿cuándo vas a probar con ese gato? 
-Esta noche. Apuesto a que vienen a llevarse esta noche a Hoss Williams. 
-Pero le enterraron el sábado. ¿No crees que se lo llevarían el mismo sábado por la noche? 
-¡Vamos, hombre! ¡No ves que no tienes poder hasta medianoche, y para entonces ya es domingo. Los diablos no andan mucho por ahí los domingos, creo yo. 
-No se me había ocurrido. Así tiene que ser. ¿Me dejas ir contigo? 
-Ya lo creo..., si no tienes miedo. 
-¡Miedo! Vaya una cosa... ¿Maullarás? 
-Sí, y tú me contestas con otro maullido. La última vez me hiciste estar maullando hasta que el tío Hays empezó a tirarme piedras y a decir: «¡Maldito gato!» Así es que cogí un ladrillo y se lo metí por la ventana; pero no lo digas. 
-No lo diré. Aquella noche no pude maullar porque mi tía me estaba acechando; pero esta vez maullaré. 
Di, Huck, ¿qué es eso que tienes? 
-Nada; una garrapata. 
-¿Dónde la has cogido? 
-Allá en el bosque. 
-¿Qué quieres por ella? 
-No sé. No quiero cambiarla. 
-Bueno. Es una garrapatilla que no vale nada. 
-¡Bah! Cualquiera puede echar por el suelo una garrapata que no es suya. A mí me gusta. Para mí, buena es. 
-Hay todas las que se quiera. 
-Podía tener yo mil si me diera la gana. 
-¿Y por qué no las tienes? Pues porque no puedes. Esta es una garrapata muy temprana. Es la primera que he visto este año. 
-Oye, Huck: te doy mi diente por ella. 
-Enséñalo. 
Tom sacó un papelito y lo desdobló cuidadosamente. Huckleberry lo miró codicioso. La tentación era muy grande. Al fin dijo: 
-¿Es de verdad? Tom levantó el labio y le enseñó la mella. 
-Bueno -dijo Huckleberry-, trato hecho. 
Tom encerró a la garrapata en la caja de pistones que había sido la prisión del «pellizquero», y los dos muchachos se separaron, sintiéndose ambos más ricos que antes. 
Cuando Tom llegó a la casita aislada de madera donde estaba la escuela, entró con apresuramiento, con el aire de uno que había llegado con diligente celo. Colgó el sombrero en una percha y se precipitó en su asiento con afanosa actividad. El maestro, entronizado en su gran butaca, desfondada, dormitaba arrullado por el rumor del estudio. La interrupción lo despabiló: 
-¡Thomas Sawyer! 
Tom sabía que cuando le llamaban por el nombre y apellido era signo de tormenta. 
-¡Servidor! 
-Ven aquí. ¿Por qué llega usted tarde, como de costumbre? Tom estaba a punto de cobijarse en una mentira, cuando vio dos largas trenzas de pelo dorado colgando por una espalda que reconoció por amorosa simpatía magnética, y junto a aquel pupitre estaba el único lugar vacante, en el lado de la escuela destinado a las niñas. 
Al instante dijo: He estado hablando con Huckleberry Finn. Al maestro se le paralizó el pulso y se quedó mirándole atónito, sin pestañear. Cesó el zumbido del estudio. Los discípulos se preguntaban si aquel temerario rapaz había perdido el juicio. El maestro dijo: 
-¿Has estado... haciendo... qué? 
-Hablando con Huckleberry Finn. 
La declaración era terminante. 
-Thomas Sawyer, ésta es la más pasmosa confesión que jamás oí: no basta la palmeta para tal ofensa. 
Quítate la chaqueta. 
El maestro solfeó hasta que se le cansó el brazo, y la provisión de varas disminuyó notablemente. 
Después siguió la orden: 
-Y ahora se va usted a sentar con las niñas. Y que le sirva de escarmiento. 
El jolgorio y las risas que corrían por toda la escuela parecían avergonzar al muchacho; pero en realidad su rubor más provenía de su tímido culto por el ídolo desconocido y del temeroso placer que le proporcionaba su buena suerte. Se sentó en la punta del banco de pino y la niña se apartó bruscamente de él, volviendo a otro lado la cabeza. Codazos y guiños y cuchicheos llenaban la escuela; pero Tom continuaba inmóvil, con los brazos apoyados en el largo pupitre que tenía delante, absorto, al parecer, en su libro. Poco a poco se fue apartando de él la atención general, y el acostumbrado zumbido de la escuela volvió a elevarse en el ambiente soporífero. 
Después el muchacho empezó a dirigir furtivas miradas a la niña. Ella le vio, le hizo un «hocico» y le volvió el cogote por un largo rato. Cuando, cautelosamente, volvió la cara, había un melocotón ante ella. 
Lo apartó de un manotazo; Tom volvió a colocarlo, suavemente, en el mismo sitio; ella lo volvió a rechazar de nuevo, pero sin tanta hostilidad; Tom, pacientemente, lo puso donde estaba, y entonces ella lo dejó estar. 
Tom garrapateó en su pizarra: «Tómalo. Tengo más». La niña echó una mirada al letrero, pero siguió impasible. Entonces el muchacho empezó a dibujar, en la pizarra, ocultando con la mano izquierda lo que estaba haciendo. Durante un rato, la niña no quiso darse por enterada; pero la curiosidad empezó a manifestarse en ella con imperceptibles síntomas. El muchacho siguió dibujando, como si no se diese cuenta de lo que pasaba. La niña realizó un disimulado intento para ver, pero Tom hizo como que no lo advertía. Al fin ella se dio por vencida y murmuró: 
-Déjame verlo. 
Tom dejó ver en parte una lamentable caricatura de una casa, con un tejado escamoso y un sacacorchos de humo saliendo por la chimenea. Entonces la niña empezó a interesarse en la obra, y se olvidó de todo. 
Cuando estuvo acabada, la contempló y murmuró: 
-Es muy bonita. Hay un hombre. 
El artista erigió delante de la casa un hombre que parecía una grúa. Podía muy bien haber pasado por encima del edificio; pero la niña no era demasiado crítica, el monstruo la satisfizo, y murmuró: 
-Es un hombre muy bonito... Ahora píntame a mí llegando. 
Tom dibujó un reloj de arena con una luna llena encima y dos pajas por abajo, y armó los desparramados dedos con portentoso abanico. La niña dijo: 
-¡Qué bien está! ¡Ojalá supiera yo pintar! 
-Es muy fácil -murmuró Tom-. Yo te enseñaré. 
-¿De veras? ¿Cuándo? 
-A mediodía. ¿Vas a tu casa a almorzar? 
-Si quieres, me quedaré. 
-Muy bien, ¡al pelo! ¿Cómo te llamas? 
-Becky Thatcher. ¿Y tú? ¡Ah, ya lo sé! Thomas Sawyer. 
-Así es como me llaman cuando me zurran. Cuando soy bueno, me llamo Tom. Llámame Tom, ¿quieres? 
-Sí. 
Tom empezó a escribir algo en la pizarra, ocultándolo a la niña. Pero ella había ya abandonado el recato. 
Le pidió que se la dejase ver. Tom contestó: 
-No es nada. 
-Sí, algo es. 
-No, no es nada; no necesitas verlo. 
-Sí, de veras que sí. Déjame. 
-Lo vas a contar. 
-No. De veras y de veras y de veras que no lo cuento. 
-¿No se lo vas a decir a nadie? ¿En toda tu vida lo has de decir? 
-No; a nadie se lo he de decir. Déjame verlo. 
-¡Ea! No necesitas verlo. 
-Pues por ponerte así, lo he de ver, Tom -y cogió la mano del muchacho con la suya, y hubo una pequeña escaramuza. Tom fingía resistir de veras, pero dejaba correrse la mano poco a poco, hasta que quedaron al descubierto estas palabras:Te amo.
¡Eres un malo! -y le dio un fuerte manotazo, pero se puso encendida y pareció satisfecha, a pesar de todo. 
Y en aquel instante preciso sintió el muchacho que un torniquete lento, implacable, le apretaba la oreja y al propio tiempo lo levantaba en alto. Y en esa guisa fue llevado a través de la clase y depositado en su propio asiento, entre las risas y befa de toda la escuela. El maestro permaneció cerniéndose sobre él, amenazador, durante unos instantes trágicos, y al cabo regresó a su trono, sin añadir palabra. Pero aunque a Tom le escocía la oreja, el corazón le rebosaba de gozo. 
Cuando sus compañeros se calmaron, Tom hizo un honrado intento de estudiar; pero el tumulto de su cerebro no se lo permitía. Ocupó después su sitio en la clase de lectura, y fue aquello un desastre; después en la clase de geografía, convirtió lagos en montañas, montañas en ríos y ríos en continentes, hasta rehacer el caos; después, en la de escritura, donde fue «rebajado» por sus infinitas faltas y colocado el último, y tuvo que entregar la medalla de peltre que había lucido con ostentación durante algunos meses.

Chapter 2 Tom meets Becky Tatcher


TOM SAWYER - Tom and Becky get engaged (Oh Tom, of course I love you)

La valla tiene 30 yardas de largo


The Tom Sawyer painting-the-fence paradigm

"Say — I'm going in a-swimming, I am. Don't you wish you could? But of course you'd druther WORK — wouldn't you? Course you would!" Tom contemplated the boy a bit, and said: "What do you call work?"
"Why, ain't THAT work?" . . . ."Oh come, now, you don't mean to let on that you LIKE it?" . . .
"Like it? Well, I don't see why I oughtn't to like it. Does a boy get a chance to whitewash a fence every day?"
That put the thing in a new light. Ben stopped nibbling his apple. Tom swept his brush daintily back and forth — stepped back to note the effect — added a touch here and there — criticised the effect again — Ben watching every move and getting more and more interested, more and more absorbed. Presently he said "Say, Tom, let ME whitewash [paint] a little."
Tom considered, was about to consent; but he altered his mind:
"No — no — I reckon it wouldn't hardly do, Ben. You see, Aunt Polly's awful particular about this fence — right here on the street, you know — but if it was the back fence I wouldn't mind and SHE wouldn't. Yes, she's awful particular about this fence; it's got to be done very careful; I reckon there ain't one boy in a thousand, maybe two thousand, that can do it the way it's got to be done."
"No — is that so? Oh come, now — lemme [let me] just try. Only just a little — I'd let YOU, if you was me, Tom." . . . "Oh, shucks, I'll be just as careful. Now lemme try. Say — I'll give you the core of my apple." . . . "I'll give you ALL of it!"
Tom gave up the brush with reluctance in his face, but alacrity in his heart. And while the [boy who had pretended he was] late steamer Big Missouri worked and sweated in the sun, the retired artist sat on a barrel in the shade close by, dangled his legs, munched his apple, and planned the slaughter of more innocents. There was no lack of material; boys happened along every little while; they came to jeer, but remained to whitewash. [Chapter II, The Adventures of Tom Sawyer]

Chapter 1 Painting The Fence


Tom Sawyer apareció en la acera con un cubo de lechada y una brocha de mango largo. Echó una mirada a la cerca, y todo gozo lo dejó. Treinta metros de valla nueve pies de altura para pintar.
Con un suspiro, mojó la brocha y la pasó a lo largo de la viga superior. Lo hizo de nuevo y se compara con la racha insignificante encalada con el continente de valla unwhitewashed, y se sentó en un árbol-box desalentado ...
En este momento gris y sin esperanza de inspiración irrumpió en él! Nada menos que una gran inspiración, magnífico.
Él tomó su brocha y se puso tranquilamente a trabajar.
Ben Rogers pairo a la vista en la actualidad - el niño muy ridículo que había estado temiendo. Marcha de Ben era un salto-skip-and-jump. Estaba comiendo una manzana, y dando un alarido largo y melodioso, seguido de un tono profundo ding-dong-dong, ding-dong-dong, porque se hace pasar por un barco de vapor.
"Detenerla, señor! Ting-a-ling-ling! "Él dibujó lentamente hacia la acera.
Tom continuó blanqueando - sin prestar atención al barco de vapor.
Ben miró un momento y luego dijo: "Hi-yi! Eres un tocón, no se ustedes! "
No hay respuesta. Tom examinó su último toque con el ojo de un artista, entonces él dio su cepillo otro barrido suave.
Ben atracó a su lado. Boca de Tom regado por la manzana, pero no cejó en su obra.
Ben dijo: "Hola, viejo amigo, tienes que trabajar, ¿eh?"
Tom ruedas de repente y dijo: "¿Por qué, eres tú, Ben! Yo warn't cuenta. "
"Di", dijo Ben, "Voy a nadar. ¿No podría usted desea? Pero por supuesto que te druther usted wouldn't trabajo? Por supuesto que sí! "
Tom contempló al muchacho un poco y dijo: "¿Cómo se llama el trabajo"
"¿Por qué, ¿no es eso?"
Tom reanudó su blanqueo y contestó despreocupadamente: "Bueno, quizá lo sea, y tal vez no lo es.Lo único que sé, es que se adapte a Tom Sawyer ".
"Oh, vamos, ahora, no quiero decir que te gusta?"
El cepillo continuó moviéndose.
"¿Te gusta? Bueno, yo no veo por qué yo no debería gustarle. ¿Un niño tiene la oportunidad de blanquear una cerca todos los días? "
Eso puso la cosa bajo una nueva luz. Ben dejó de mordisquear la manzana. Tom pasó su cepillo delicadamente hacia atrás y adelante - paso atrás para observar el efecto è un toque aquí y allá - criticó el efecto de nuevo - Ben observando cada movimiento y cada vez más y más interesados, cada vez más absorbido. De pronto dijo:
"Oye, Tom, déjame encalar un poco."
Tom considerado, estaba a punto de dar su consentimiento, pero él cambió su mente:
"No - no - creo que casi no haría, Ben. Usted ve, en particular horrible tía Polly sobre la valla - aquí mismo en la calle, ya sabes. Si fuera la cerca trasera no me importaría, y ella no lo haría. Sí, es horrible particular sobre la valla. Creo que no hay un solo niño de cada mil, tal vez dos mil, que pueden hacerlo de la manera que tiene que hacer ".
"No - ¿es así? Oh, vamos, ahora - sólo déjame intentarlo. Sólo un poco - me dejas, si fuera yo, Tom ".
"Ben, me gustaría, injun honesto, pero la tía Polly - bueno, Jim quería hacerlo, pero ella no se lo permitió; Sid quería hacerlo, y ella no dejaría que Sid. Ahora no ves lo que estoy arreglado? Si era para hacer frente a la valla y todo lo que iba a suceder a él - "
"Oh, caramba, voy a ser igual de cuidadosos. Ahora déjame intentarlo. Say - Te voy a dar el núcleo de mi manzana ".
"Bueno, aquí - No, Ben, ahora no. Estoy afeard - "
"Te voy a dar todo de ella!"
Tom le entregó la brocha con renuencia en su rostro, pero presteza en su corazón. Y mientras que el Ben trabajaba y sudaba al sol, Tom se sentó en un barril en la sombra cerca, colgaban las piernas, masticaba la manzana y planeó la masacre de más inocentes.
No hubo falta de material; chicos sucedido a lo largo de cada rato, vinieron a burlarse, pero se quedaban a encalar. En el momento en que Ben estaba fatigado, Tom había cambiado el turno siguiente a Billy Fisher por una cometa, en buen estado, y cuando él juega, Johnny Miller compró en una rata muerta y una cadena para hacerla girar - y así sucesivamente , y así sucesivamente, hora tras hora. Y cuando el medio de la tarde llegó, de ser un pobre pobre muchacho de la mañana, Tom estaba literalmente rodando en la riqueza. Tenía además de las cosas antes mencionadas, doce canicas, parte de un arpa-judios, un trozo de azul botella de vidrio para mirar a través de un cañón carrete, una llave que no abriría nada, un fragmento de tiza, un tapón de vidrio de un decantador, un soldadito de plomo, un par de renacuajos, seis galletas de fuego, un gatito con un solo ojo, un picaporte de bronce, un collar de perro - pero ningún perro - el mango de un cuchillo, cuatro pedazos de naranja -cáscara, y una banda en ruinas ventana viejo.
Había tenido un agradable, buen tiempo, todo el tiempo ocioso è un montón de compañía - y la valla tenía tres manos de cal en él! Si no se hubiera quedado sin blanquear que habría arruinado todo muchacho en la aldea.
Tom había descubierto una gran ley de la acción humana, sin saberlo - a saber, que para hacer que un hombre o un muchacho, anhele alguna cosa, sólo es necesario hacer la cosa difícil de lograr. The END Historia del Mes : contribuidor Marcos Cuaderno es un autor, narrador premiado y fundador delTeatro American Story . Él vive en Providence, Rhode Island, y está disponible para los talleres y actuaciones. Copyright 2007 por Mark Binder. Todos los derechos reservados. Para obtener más información acerca de los programas de Mark, libros y grabaciones de audio, visite su librería local ,iTunes Music Store, o www.markbinder.com . Nota: Este artículo puede ser fotocopiada, siempre y cuando se reproduce en su totalidad. con toda la información biográfica (incluyendo esta línea) incluido.

Florida Misouri


Florida es una aldea en el condado de Monroe, Missouri , Estados Unidos que es mejor conocido como el lugar de nacimiento del escritor Mark Twain . [ 3 ] Twain describió la Florida como una "aldea casi invisible". Mientras que su población máxima llegó a 280 en 1880, ha disminuido constantemente desde entonces. La población era de 9 en el censo del año 2000 y 0 en el censo de 2010 . [ 4 ] [ 5 ]
Samuel Langhorne Clemens (cuyo nom de plume fue Mark Twain) nació en Florida en una casa tapiada aplaudir. La estructura original se conserva en el museo (también llamado "santuario") en el sitio de Mark Twain Estado cuna histórica . El sitio histórico y los alrededores Mark Twain State Park soporte como un homenaje al autor, humorista. [ 6 ] También hay un pequeño museo con artefactos mencionado interesantes, incluyendo primeras ediciones de algunos de los libros de Twain.
Además de ser el lugar de nacimiento de Clemens, Florida se hizo sentir que tienen el potencial de ser un "boom" de la ciudad por su ubicación en la confluencia del Norte, del Sur, del Medio y las horquillas del Río Salado . Ubicado a 48 kilómetros aguas arriba de su desembocadura desembocar en el río Mississippi en Louisiana, Missouri , la ubicación estratégica de la Florida se considera un potencial "centro de desarrollo" en el asentamiento de Missouri . Establecido el mismo año (1831) como Chicago, Illinois , la ciudad floreció inicialmente. Cuando las aguas poco profundas del río Salado no permitió que las vías de navegación al río Mississippi . El pueblo finalmente fracasó por no permitir el comercio en vía ni en la atracción de las líneas de ferrocarril. Por ejemplo, John Clemens, padre de Mark Twain, junto con otros inversores, se había formado el Salt River Navigation Company en 1836 con la esperanza de desarrollar este comercio agua. Cuando esta empresa fracasó, y la ciudad no crecerá lo suficientemente rápido como para estimular su tienda de artículos generales, la familia Clemens dejó Florida después de cinco años de la vida del joven Samuel, que se mueve a Hannibal, Missouri . Sin embargo, Samuel continuó visitando a Florida para unas vacaciones de verano en su granja extendidos tío John Quarles. Tales recuerdos del verano y de las interacciones sociales con los sirvientes de la casa Quarles formado muchos de los bocetos y perspectivas que Clemens colocados en sus novelas. La granja Quarles se mantiene como un proyecto activo arqueológico a disposición del público cerca de Florida.

Contenido

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editar ]Geografía

Florida está situado en 39 ° 29'30 "N 91 ° 47'23 "W (39.491712, -91.789973). [ 7 ] El pueblo está situado a lo largo de un lago artificial llamado Mark Twain Lake, originalmente fluía el Río Salado cerca el risco en el que se destaca la Florida. Según la oficina de censo de Estados Unidos , la aldea tiene un área total de 0.1 millas cuadradas (0.26 km 2 ), toda la tierra.

editar ]Demografía

A partir del censo [ 4 ] de 2010, el pueblo de Florida, Missouri estaba deshabitada.
A partir del censo [ 1 ] de 2000, había 9 personas, 4 casas, y 2 familias que residían en la aldea. La densidad de población fue de 86,4 personas por milla cuadrada (34.8/km ²). Había 21 unidades de cubierta en una densidad media de 201.7/sq mi (82.1/km ²). Todos los habitantes eran blancos .
Hubo 4 hogares de los cuales uno tenía niños bajo edad de 18 que vivían con ellos, se trataba de un matrimonio que viven juntos, uno tenía un cabeza de familia femenino sin presencia del marido y dos eran no-familias. Un hogar se compone de un individuo que era 65 años de edad o más. El tamaño medio de la casa era 2.25 y el tamaño medio de la familia era 3.
En la aldea separaron la población hacia fuera con dos menores de 18 (ambas mujeres), dos de 18 a 25, dos de 25 a 45, un 45 a 65, y dos que fueron 65 años de edad o más viejos. La mediana de edad fue de 30 años. Había seis mujeres (incluidos los dos menores de 18) y tres varones.

editar ]Sitios notables

Mark Twain (Samuel Langhorne Clemens) nació en Florida. En su autobiografía, Twain escribió:
"El pueblo contenía un centenar de personas y aumentó la población en un 1 por ciento. Es más que muchos de los mejores hombres de la historia podría haber hecho para un pueblo". [ 8 ]

editar ]Referencias

  1. un b "FactFinder americano" . United States Census Bureau . Consultado el 01/31/2008 .
  2. "EE.UU. Junta de Nombres Geográficos" . United States Geological Survey . 25/10/2007 Consultado el 01/31/2008 .
  3. ^ Mark Twain cotización - Florida, Missouri
  4. un b "Sistema de Información Geográfica de nombres" . United States Geological Survey . Consultado el 01/31/2008 .
  5. "Hogares Población y el tipo de hogar por tenencia: 2010, Archivo del Censo 2010 Resumen 1" . Consultado el 03 de septiembre 2011 . Generado mediante FactFinder americano.
  6. ^ mostateparks.com
  7. "EE.UU. nomenclátor archivos: 2010, 2000 y 1990" . United States Census Bureau . 02/12/2011 Consultado el 23/04/2011 .
  8. Twain, Mark ; Charles Neider (1986). Mark Twain en su mejor momento: A Sampler . Nueva York: Doubleday. 399 pp. ISBN  0-385-19836-1 .

Ant Polly la tía Polly


Tía Polly
Tía Polly , la figura de la madre de liderazgo en Las aventuras de Tom Sawyer , es la ingenuidad, la tía reformista, pero amante de Tom Sawyer. La primera vista de ingenuidad tía Polly y la credulidad ocurre cuando el narrador revela que ella piensa que ella tiene la capacidad de manipular secretamente las acciones de otros - "Al igual que muchas otras almas de corazón sencillo, que era su vanidad mascota a creer que estaba dotado de un talento para la diplomacia oscuro y misterioso "(4). A medida que la historia continúa, vemos que la situación es realmente opuesto y es más que ella es la víctima de las manipulaciones de Tom en su lugar. Tía Sally también revela su ingenuidad en sus intentos fallidos de atención de la salud - "Ella era una de esas personas que están enamorados con medicamentos de patente y todos los métodos de producción nuevos fangled salud o reparación de ella" (92). En lugar de curación Tom, ella sólo le intoxicar al punto donde podría estar teniendo una droga inducida "tiempo bueno en general" y "laico [ing] en el suelo cumpliendo con la risa" (95). Tía Polly también experimentar con hidroterapia ", ahogándolo en un diluvio de agua fría" para "El tratamiento de agua era nuevo, ahora, y bajo condición de Tom era un golpe de suerte para ella" (93). El narrador explica inútiles esfuerzos tía Polly en la curación - "Ella era tan sencillo y honesto de corazón como el día de la marcha, y ella también era una víctima fácil" (93).
La primera impresión que tenemos de la tía Polly es la de una disciplina. La novela comienza con la tía Polly amenazando Tom - ". Cuarenta veces he dicho, si no dejas que jam solo me gustaría que la piel Pásame ese cambio" (2) y continúa con promesas de controlarlo - "I ' sólo voy a estar obligados a hacerlo trabajar, mañana, voy a castigarlo "(3). Tom siempre se encuentra en problemas y crea una reputación por sí mismo que se acusa por delitos que ni siquiera cometieron. Cuando su primo Sid rompe el azucarero, lo primero que hace la tía Polly cuando ella se entera de que se gire a Tom y lo regañe por ello. Cuando ella se entera, se siente remordimiento, pero se da cuenta que no se puede mostrar porque ella debe mantener su papel como disciplina - "Entonces, su conciencia le reprochaba, y ansiaba decir algo bueno de amar, pero ella considera que esto debe interpretarse en un confesión de que se había equivocado, y la disciplina que prohibió "(22). Cuando ella cree que Tom ha muerto, ella piensa que ella puede ser que incluso han llevado su rol de disciplinador un poco lejos - "Y Dios me perdone, me fracturé la cabeza de Tom con un niño de dedal, pobre muchacho muerto pobre, pero está fuera de toda suya. problemas ahora. ¿Y las últimas palabras que le oí decir fue que reprochar-"(116).
Además de proporcionar la disciplina, la tía Polly también intenta ofrecer una guía espiritual. En un esfuerzo por explicar su dificultad para conseguir Tom se justifica - "Bueno-a-bien, el hombre que ha nacido de mujer, corto de un par de días y hastiado de sinsabores, como dice la Escritura, y creo que es así" (3) . Usando la Biblia, llega a la conclusión de que el comportamiento unfeminist mal de Tom se origina en haber nacido de una mujer y que es su deber de repararlo. Ella refuerza aún más los valores religiosos en Tom con una pequeña lección que hace referencia a la edénica manzana - "Ella estaba tan abrumado por el esplendor de su logro que lo llevó al armario y eligió una manzana elección y lo entregó a él, junto con una conferencia sobre el valor añadido y sabor una delicia tomó a sí mismo cuando se trataba sin pecado a través del esfuerzo virtuoso. Y mientras ella se cerró con una Escritura feliz florecer, se "enganchó" un donut "(18). Al darle una manzana para hacer algo bueno, se trata de mostrar que una fruta por lo general asociado con el pecado sabrá mucho mejor si se asocia con la virtud.
El papel final y más importante que ver a la tía Polly tomar es la de una figura de la madre amorosa. A pesar de la implacable disciplina y orientación espiritual, ella sale como un carácter cariñoso y noble. Cuando Tom señala que nadie parece preocuparse por Huck estar vivo después de estar tanto en el pensamiento de estar muerto, tía Polly generosamente ofrece su amor a Huck también - "Y así shall.I m 'alegro de verle, pobrecito desamparado sin madre ! " y las atenciones y mimos que tía Polly le prodigó eran la única cosa capaz de aumentar aún más incómodo de lo que era antes "(131) De hecho, la última impresión que obtenemos de la tía Polly es de naturaleza similar -." Había algo en manera tía Polly cuando besó a Tom, que barrió con el ánimo bajo y le hizo alegre y feliz de nuevo "(147).
Dado que la tía Polly lleno papeles como figura materna y el reformador, puede estar asociada con los siguientes caracteres: